Los Vaqueros del Far West

 

INDICE

 

 

Introducción

En este post vamos a conocer algo del Far west o, como decimos en España, del Oeste.

Dado la extensión del tema y teniendo en cuenta, además, que este es una web de caballos y jinetes, voy a tratar solamente el tema de los famosos vaqueros, héroes de tantas películas.



Entre la realidad y la leyenda

De todas las fantasías, mitos, exageraciones y mentiras con las que esta sazonada, la historia Norteamericana:

Los indios, los tesoros escondidos, Billy el niño, La batalla de Little Bighorn, etc.

Es, el Far west y sus vaqueros, el que se ha convertido, gracias al cine, en un monumental engaño a la parte menos ilustrada de nuestra sociedad.

Los norteamericanos, tan dados, ellos, a adornar la realidad con toda clase de falacias épicas, han hecho de la historia del Far West, en general, y de los vaqueros, en particular, una exaltación de la masculinidad y la hombría de bien, para consumo propio y ajeno, cuyo parecido con la realidad es muy escaso.

Y a todo esto, hay que añadir la apropiación de elementos de culturas ajenas y la minusvaloración, sistemática, en sus libros de historia de aquellas naciones y/o personas que, sin ser anglosajones, jugaron un papel muy importante en la historia de Norteamérica.

 

El legado de España

Los españoles, hemos visto como en la historia del Far west, difundida a través de `películas y novelas varias, no se hace mención alguna al importante papel que jugó la cultura de los hombres que, descendientes de los españoles, habitaban California, La Florida, Montana, Tejas, Colorado, Nuevo Méjico, Arizona, Oregón, Utah o Nevada. Todos ellos, estados norteamericanos, con nombre español.

No hay que olvidar que esos territorios fueron colonizados por España, la presencia española duro más de trescientos años y nuestra cultura todavía está presente, hoy en día, a través de nuestro legado arquitectónico, militar y religioso, de nuestra lengua, comida, etc. en todos ellos.

Llevan nombres españoles ciudades como San Antonio, Sacramento, San José, San Francisco, Monterrey, Los Ángeles, Los Gatos, Las Vegas, El Paso, Fresno, las Cruces y muchas más.

La bandera española ondeo en La Florida hasta 1821 en que la vendimos a los norteamericanos, con gran disgusto de los indios Seminolas a los que España siempre protegió a diferencia de los estadounidenses

 



El origen de los Vaqueros

No voy a contarles lo que ya conocen sino a llevarles a su historia real hablándoles de aquellas cosas que los estadounidenses se olvidaron de contar en sus películas y novelas.

- A principios del siglo XJX la mayoría de las haciendas y ranchos situados en los territorios, anteriormente mencionados, no eran propiedad de norteamericanos, sino que pertenecían a familias mejicanas y criollas, descendientes de españoles. Estas haciendas cambiaron, paulatinamente, a manos de anglosajones como consecuencia de la conquista de estos territorios por Estados Unidos.

- Los norteamericanos venían de países en los que no había ganadería vacuna extensiva y no sabían, por tanto, manejar las vacas. Los ganaderos anglosajones y otros eran, básicamente, ovejeros.

- Los vaqueros que trabajaban en los ranchos eran, inicialmente, hispanos, mejicanos mestizos e indios, posteriormente, aunque nunca aparezcan en las películas, los hacendados, trajeron vaqueros negros, esclavos, (se calcula que, a mediados del siglo XIX, el 30% de los vaqueros eran negros), y fueron los mejicanos, junto con los negros, los que enseñaron a los nuevos vaqueros estadounidenses, adolescentes granjeros de los estados del sur que buscaban aventuras y un sueldo, o exsoldados sin trabajo que llegaron después de la guerra civil, el manejo del ganado.

 



La vida de los Vaqueros

La leyenda del vaquero se creó gracias a los grandes arreos de ganado desde la década de 1860 hasta la década de 1880 cuando, en la primavera, miles de reses de cuernos largos y pequeños y resistentes ponis mustang fueron reunidos y arreados desde las praderas costeras y los matorrales de Texas al norte de Kansas, Colorado, Wyoming y otros estados.
 

La mayoría de los vaqueros tenían entre 15 y 25 años y la vida que llevaban era áspera, dura, peligrosa y no pocos morían en el camino en accidentes relacionados con caballos, inundaciones de ríos o estampidas causadas por rayos o algo tan simple como un golpe o cornada de una vaca.
 

El día de un vaquero comenzaba al amanecer y pasaba 8 o 10 horas en la silla de montar cabalgando al lado o detrás  de la manada. Teniendo que animar al ganado para que avanzara, estar atento a los indios, los perros vagabundos, los lobos o cualquier otro iniciador de estampidas, mientras respiraba nubes de polvo.

A última hora de la tarde, los vaqueros empezaban a buscar un lugar adecuado para pasar la noche que ofreciera buenos pastos, un abrevadero y, si era posible, una agradable brisa refrescante. Después de su cena de carne de res, pan frito, tomates enlatados y frijoles con tocino servidos en la carreta del cocinero, comenzaban sus tareas nocturnas de pastoreo y generalmente dos vaqueros daban vueltas alrededor de la manada lentamente en direcciones opuestas tarareando melodías aprendidas en su iglesia cuando eran niños o cantando algo calmante para el ganado.

Cuando finalmente podían acostarse para dormir, su pesada silla de montar de 18 kg y 50 dólares a menudo les servía de almohada durante la noche, mientras que durante el día trabajaban horas extras para ayudar a atar el ganado, cruzar arroyos y domar broncos.
 

Un impermeable amarillo estaba atado a la parte trasera de la silla y su cantimplora colgaba del pomo. Su brida estaba decorada con “conchas” plateadas y su lazo de 15 metros, de cuerda de cáñamo, se sujetaba en la parte delantera de la silla. La manta de su silla de montar hacia de cubierta y en las noches frías, los vaqueros, acostumbraban a sostener el bocado de la brida en sus manos para mantenerlo caliente para su caballo por la mañana.

Los truenos y relámpagos a menudo iniciaban una estampida.

Para los vaqueros cansados que soportaban sed e interminables días largos y calurosos intercalados con desastres y situaciones potencialmente mortales, la paga oscilaba entre 15,00 y 20,00 dólares al mes, mientras que el mayoral ganaba alrededor de 35,00 dólares.

El cocinero ganaba unos 30 dólares y gobernaba su cocina con mano de hierro. Su espacio privado, incluido el fuego para cocinar, era sacrosanto y se extendía a unos 3 m alrededor de la mesa de trabajo. ¡Ven y tómalo! era la invitación verbal para una comida y los vaqueros se servían en grandes ollas u hornos holandeses usando cucharas y tenedores.

El Mayoral podía atar su caballo lo más cerca posible del carro (y siempre a favor del viento, por supuesto), mientras que los vaqueros ataban el suyo a una distancia mínima de 9 o 10 metros.

Se esperaba que el cocinero tuviera listas las próximas comidas para el equipo, por lo que, después del desayuno, se mudaba de campamento, juntaba a su equipo de 2 o 4 mulas o caballos y conducía su carro hasta la nueva ubicación para preparar las comidas del mediodía y la cena.

 


La vestimenta del vaquero

Los vaqueros usaban, generalmente, pantalones de lana oscura cubiertos con chaparreras o zahones para protegerlos de las zarzas, los árboles y los elementos.

Los zahones y chaparreras de cuero forman parte de la estética western pero son prendas netamente españolas, que se sigue usando hoy en día en España, y que los norteamericanos se apropiaron como si fueran de ellos y sin mencionar nunca su origen español.
 

Las botas tejanas proceden, igualmente, de las botas que usaban los españoles y sus descendientes. De todas formas, no todos los vaqueros usaban botas, muchos utilizaban alpargatas y algunos iban descalzos.

Lo mismo pasa con los sombreros. El sombrero típico de los vaqueros no era el Estetson, que vemos en las películas sonoras, sino el sombrero de copa alta y ala ancha que se ve en algunas películas del cine mudo. El Estetson, de ala ancha, es una copia del sombrero mejicano llamado Tejana y que Estetson elaboro en fieltro. Aunque fue fabricado sobre 1860 no se popularizo hasta finales de siglo, pero su uso como prenda vaquera comienza bien entrado el siglo XX.

El sombrero también servía de almohada, balde de agua, parasol y sombrilla y los identificaba como verdaderos “cowboys”.
 

Entre los vaqueros, salvo los mayorales, ninguno llevaban armas de fuego. Portaban un cuchillo o una navaja española en la faja o en el cinturón al estilo de los gauchos. Las armas de fuego eran muy caras y ellos eran personas muy pobres.
 

Las fotos antiguas, en las que se ven vaqueros, generalmente anglosajones o emigrantes europeos portando una pistola, son, en su mayor parte, composiciones fotográficas para enviar a sus familiares en el Este. El fotógrafo suministraba las armas, como atrezo.

Los pocos que llevaban armas, mayorales y propietarios, no las llevaban en la cadera colgando de una canana, pues en esta posición el arma tenía muchas posibilidades de caer al montar a caballo. Lo habitual era llevarla en una pistolera de cuero junto a la barriga.
 

Con el lazo, volvemos a lo mismo, era una herramienta vaquera que llevaron los españoles y sus descendientes mejicanos a las haciendas del sur de Estados Unidos. Los anglosajones apenas habían visto un lazo en su vida, ni sabían manejarlo.

Las Espuelas. Esta ayuda artificial, para el manejo del caballo, es tan característica de la vestimenta charra de Méjico, que no hace falta añadir mucho más.

 


Los Caballos de los Vaqueros

Y por último los caballos. Aunque nadie puede negar que los primeros caballos (12 ejemplares entre machos y yeguas) llegaron a América en el segundo viaje de Cristóbal Colon y, posteriormente, muchos más con otros conquistadores, como Hernán Cortes, y que de esos primeros caballos mesteños, de las marismas del Guadalquivir, descienden parte de los caballos americanos, no parece que se esfuercen mucho en reconocerlo.

Los caballos de pastoreo de los vaqueros eran, en buena parte, mustangs salvajes que debían ser domados antes de que comenzara el viaje.

Los vaqueros montaban un caballo hasta cansarlo y utilizaban, para completar la larga jornada de trabajo, de cuatro a seis caballos cada día.

Estos caballos de remuda, siempre iban delante de la manada.

Cada vaquero utilizaba siempre los mismos caballos y con el paso del tiempo, se forjaba un vínculo emocional y un entendimiento profundo entre el hombre y sus caballos.

La mayoría de los “caballos” utilizados eran , más bien pequeños, tenían una altura de unos 1,45 metros o menos, pesaban entre 350 y 400 kg, y cada uno tenía un punto fuerte o rasgo particular: valentía para cruzar arroyos y ríos, agilidad para cortar o parar el ganado o velocidad para galopar en estampidas.

Los encargados de domar los caballos, en los ranchos, no eran vaqueros  blancos y anglosajones, como  aparece en las películas. Los domadores eran, en su mayoría, vaqueros mejicanos y afroamericanos

 

Los Duelos

Los duelos es otra mentira más. No están acreditados duelos al estilo cinematográfico. La mayoría de los sucesos en los que se emplearon las armas fueron broncas de bar o disparos a traición entre rivales. El más famoso tiroteo, que está acreditado y cuenta con testimonios suficientes, es el de OK corral. Pero fue un enfrentamiento y no un duelo; Participaron nueve personas entre las que estaban el luego famoso Wyatt Earp y sus hermanos. Duró entre 30 y 40 segundos, se dispararon 30 cartuchos y murieron dos personas.
 

El día 21 de julio de 1865 tuvo lugar en la plaza de la ciudad de Springfield, Missouri, un enfrentamiento entre Wild Bill y David Tutt, dos jugadores de cartas que habían tenido una disputa la noche anterior.
El hecho fue publicado en los periódicos locales e incluso existe una placa en el lugar en que cayo David Tutt. Se considera por, tanto, otro de los pocos enfrentamientos acreditados.

Este enfrentamiento es famoso porque su leyenda, repito leyenda, dice que sucedió al estilo de los duelos peliculéros. Esto último no lo pusieron los periódicos y solo tenemos las supuestas manifestaciones de los supuestos testigos.

Dicen los profesionales y expertos en armas que los duelos ​​al estilo de las películas son técnicamente un absurdo. Cualquier tirador que útilice un revolver disparándolo a la altura de la cadera no tendría apenas precisión y sus posibilidades de hacer blanco a 30 o 40 m serían muy bajas.
Cualquier hombre acostumbrado a portar armas jamás las utilizaría así.
 

Por último, decir, que aunque la violencia en el Oeste era habitual fue, sin embargo, muy inferior a la del Chicago de los años 20/30.
 

 

Conclusión

Los Cowboys norteamericanos como los Gauchos de la Pampa, Los Llaneros de Venezuela y Colombia o los Charros Mejicanos, eran hombres duros y esforzados que heredaron las tradiciones, la cultura y el modo de vida de los vaqueros andaluces, españoles.
 
Por eso la imagen de un Clint Eastwood alto y viril o un John Wayne fanfarrón, no tienen apenas parecido con la realidad.
 
Pero, eso sí, en la historia del Oeste norteamericano, la cultura española tiene mucho que decir.
 
 
Fdo. Juan Manuel Alvarez Diaz

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